Gestión de equipos
¿Cómo es un jefe tóxico y cómo lidiar con él?
Aprende a lidiar con un jefe tóxico, desde el área de Recursos Humanos. Te explicamos cómo se comporta y cómo gestionar la situación.
Gestión de equipos
Aprende a lidiar con un jefe tóxico, desde el área de Recursos Humanos. Te explicamos cómo se comporta y cómo gestionar la situación.
¿Necesitas ayuda?
Alejandro Peña
HR Consultant
27 de octubre, 2022
Un jefe tóxico es capaz de arruinar la vida de sus empleados. Con su actitud, poco a poco deteriora la confianza y el bienestar del personal a su cargo.
Aguantar un jefe tóxico conlleva a enfermedades físicas y mentales. En consecuencia, la toxicidad de un líder es una de las principales causas de estrés.
Sin embargo, siempre se podrá gestionar, desde Recursos Humanos, a un líder de equipo que se convierta en jefe tóxico. Hay diferentes herramientas para hacerlo, como un canal de denuncia interno (que debe garantizar anonimato).
Un jefe tóxico es aquel que no se preocupa por el bienestar de sus empleados. O no sabe llevar una relación equilibrada con cada uno de ellos. Por lo general, utiliza el temor como una táctica para lograr la aprobación.
Su comportamiento quizás le sea útil para llevar una gestión a corto plazo. Pero con el tiempo, los trabajadores se sienten frustrados, con el mínimo compromiso hacia la organización. Y en la primera oportunidad, se van de la empresa.
En algún momento puedes confundirte y no identificar a tu jefe como uno tóxico. Hasta puedes justificarlo. Bien sea por su edad u otra razón. Incluso, si eres del equipo de Recursos Humanos, te puede parecer que algún mánager no es tóxico. Pero, quizás para el empleado que trabaja de forma directa con él, sí.
Pero, nunca se debe justificar una situación así. En definitiva, eso pondría en riesgo la salud y estabilidad emocional de los trabajadores, como le pasó a Fernando. Veamos su historia.
Fernando llevaba tres años en Global Securities, cuando Raúl asumió el cargo de supervisor. Desde los primeros días, todos los empleados se sintieron perturbados. Y durante las siguientes semanas la mayoría fueron despedidos.
Fernando fue uno de los pocos que continuó en la empresa. Después de un par de meses empezó a sufrir constantes dolores de cabeza. La presión excesiva del nuevo jefe tóxico era evidente.
En la mañana, antes de entrar, Fernando ya ansiaba la hora de salida. Después, en los días de descanso, ya no salía de paseo con sus hijos.
Al inicio de la jornada, Raúl recibía a Fernando a gritos. Siempre tenía un motivo, según él, para llamarle la atención. Le atribuía trabajos mal hechos o tareas incompletas.
Por mucho tiempo, Fernando trató de mantener la calma ante el infierno que estaba viviendo, hasta que no aguantó más. Su experiencia del empleado estaba arruinada.
Después de renunciar, Fernando presentó una denuncia laboral. Indicaba que a través de mensajes de Whatsapp y también de forma presencial, Raúl se comportaba como un jefe tóxico, le hacía acoso laboral.
En las audiencias no llegó a un acuerdo con la empresa. Junto con su abogado esperaron la decisión de un juez. Gracias a los audios y otras evidencias, Fernando ganó el caso. A partir de esta situación, la empresa empezó a hacer más seguimiento a los jefes de departamento.
El mal comportamiento de un jefe genera un ambiente de trabajo pesado y estresante. Por eso, compartimos aquí una lista de jefes tóxicos, que te ayudará a identificar si en tu empresa hay jefes así. Además, algunas claves para manejar la situación.
En este tiempo, en el entorno laboral pocas veces se toleran los gritos. Y toda persona que dirige un negocio sabe que esa no es la manera de incentivar a los trabajadores.
Por lo anterior, si te encuentras con un jefe malhumorado, lo mejor que puedes hacer es no igualarte con él. Brinda un trato cortés, eso puede ayudar a atenuar la tensión.
Este tipo de jefe muestra dos características que alarman sobre su capacidad para una buena gestión: no puede hacer el trabajo que le corresponde o no quiere hacerlo.
Tener un patrón así puede hacerte sentir irritado, por su ineptitud para cumplir sus deberes. Lo mejor que puedes hacer es ayudarle con su carga de trabajo, para evitar que cometa más errores.
Lo primero que salta a la vista de este tipo de jefes es la falta de empatía y comprensión. Tienen una personalidad fría, en ocasiones hasta puede ser intimidante.
Son distantes a los problemas ajenos. Se creen con el derecho de exigir al empleado que se cuestione a sí mismo su nivel de sensibilidad.
Según LinkedIn y Glint, los empleados que sienten que no son tenidos en cuenta por sus mánagers, presentan hasta un 42% más de probabilidad de optar por un nuevo empleo.
Un jefe rígido tiene una mentalidad limitada. Es capaz de pensar y acatar reglas cuando todo marcha bien. Pero ante un escenario inesperado, carece de habilidades para enfrentar los problemas y es incapaz de generar soluciones creativas. Se enfoca en prevenir pérdidas más no en generar ganancias.
Como su apelativo lo indica, es un jefe que le gusta hacer el mal a los demás. Hace que sus trabajadores vivan un infierno en el entorno de trabajo. Busca cualquier pretexto para hacer despidos. Elige algunos empleados entre sus favoritos e incentiva conflictos entre los demás.
Un jefe tóxico limita tus facultades, te siembra inseguridad y miedo. Aunque salgas del trabajo, su sombra te persigue haciendo que te sientas estresado en casa.
Este jefe se vale de todo para conseguir lo que quiere. Desde mentir y engañar hasta pasar por encima de otros. Justifica sus acciones llevado por el orgullo de lograr sus propósitos. El éxito le dura poco. En la mayoría de los casos, a los jefes corruptos los descubren rápido.
Estos rasgos son comunes en los jefes con poca integridad, que no respetan a sus colaboradores o empresa donde trabajan.
Ejerce un control excesivo. Siempre está menospreciando el desempeño que tienen sus trabajadores.
Es un líder sexista y racista, que está lleno de prejuicios.
Un mal líder no reconoce el talento de los demás. Se guía por las normas y no acepta una acción improvisada. Al limitar la creatividad de los empleados los destina a cumplir funciones mecánicas, que impiden el desarrollo de otras habilidades.
Esta es una característica muy común en los jefes que no saben escuchar. Creen tener siempre la razón y su forma de comunicar no es la más apropiada. Creen que por ser jefes, los demás tienen que aceptar todo lo que dicen.
Un jefe tóxico es poco paciente. Cualquier cosa lo irrita. Se cierra en sí mismo para no escuchar sugerencias ajenas o para no ser molestado. Es normal que se olviden de lo importante que son las personas para la empresa.
Quiere tomar las decisiones y establecer normas, evitando la participación de otros miembros. Se propone obtener todo el poder para que no haya algún miembro que lo desafíe.
El jefe tóxico sobrepasa los límites en cuanto lo que debe exigir a sus empleados. Por más que el personal de trabajo se esmere en complacer sus expectativas, nunca es suficiente. Se enfoca en los aspectos negativos y no agradece los buenos resultados que aportan los trabajadores.
A veces proyecta que es muy seguro de sí mismo, para ocultar la realidad. Esa inseguridad lo convierte en un jefe tóxico. Se niega a delegar funciones y siente miedo de recibir opiniones del equipo de trabajo.
Tiene dificultad para gestionar el tiempo y el trabajo de forma eficaz. Es una falla que genera estrés a la organización y a los empleados.
Un jefe tóxico tiene una mentalidad cerrada y le asusta el cambio. Es poco creativo y carece de ideas innovadoras. Por eso, tiene dificultad para adaptarse a los cambios en el mercado. Como consecuencia, el progreso de la empresa en vez de avanzar, retrocede.
Es propio de los jefes disfuncionales desestimar las necesidades de sus colaboradores. Solo se preocupan por producir, aumentar las cifras y ganar a toda costa. Se olvidan de que los trabajadores son un recurso fundamental en la empresa y merecen atención y cuidado.
Trabajar con un jefe tóxico puede deteriorar tu salud física y mental.
El estrés te puede generar migrañas, dolores estomacales, burnout.
Con el tiempo puedes sentir temor antes de entrar al trabajo. Es una situación que no es normal y no la debes ignorar. Es una alarma de que te está afectando el comportamiento de tu jefe tóxico.
Quizás te muerdes las uñas o las suenas contra el escritorio. Ese es un mecanismo de defensa para lidiar con el estrés.
Trabajar con un jefe tóxico puede hacerte sentir inseguro. Pasar demasiado tiempo en un ambiente negativo afecta también tu autoestima.
Según un estudio de la UNAM, realizado por las académicas Martínez y Villavicencio, se calcula que en el 85% de las empresas mexicanas hay jefes tóxicos. En consecuencia, los equipos de Recursos Humanos deben aprender a identificar estos liderazgos nocivos, para corregirlos.
Una herramienta muy necesaria, para estas situaciones, es el canal de denuncia.
Por otro lado, si eres empleado y has identificado a tu patrón como uno tóxico, entonces sigue estas recomendaciones.
Si has tratado de mejorar la relación con tu jefe y sigue igual, puedes considerar cambiar de departamento o de empresa. Dadas las circunstancias, también puedes denunciar.
Una denuncia laboral es una solicitud que se puede interponer cuando la empresa, a través de un jefe tóxico (u otras situaciones) infringe los derechos del trabajador.
Para la denuncia hay que seguir unos pasos.
Esperamos haberte ayudado a entender mejor cómo identificar y gestionar a un jefe tóxico. Si deseas más contenidos de valor, ¡quédate en Sesame HR! Tenemos más guías y artículos de Recursos Humanos útiles para jefes y empleados.
Profesional de 𝐇𝐑 con experiencia dedicado a fomentar 𝐜𝐨𝐦𝐮𝐧𝐢𝐝𝐚𝐝𝐞𝐬 𝐜𝐨𝐥𝐚𝐛𝐨𝐫𝐚𝐭𝐢𝐯𝐚𝐬 fuertes entre líderes de RRHH. Como fundador del 𝐇𝐑 𝐂𝐥𝐮𝐛 y la 𝐇𝐑 𝐂𝐨𝐦𝐦𝐮𝐧𝐢𝐭𝐲, utilizo mis más de 15 años de experiencia para mejorar el panorama profesional de los líderes de RRHH.